martes, 17 de febrero de 2009

Situación laboral de los autores de viñetas en la prensa diaria: el caso del Reino Unido

Ricardo Tejeiro Salguero (2009e)

Dentro de un estudio general que pretende comparar la situación laboral de los autores de viñetas en la prensa diaria española con la de sus homólogos en otros países que nos sirven de referencia, entre agosto y noviembre de 2008 procedimos primero a localizar y luego a contactar con diversos autores, solicitándoles información acerca de las condiciones en que realizan sus trabajos.

En este artículo se reproducen las respuestas obtenidas de los autores del Reino Unido, mientras que en artículos posteriores recogeremos las aportaciones de compañeros de profesión de Francia, Italia, Portugal y los Estados Unidos.

De entre los diversos autores abordados en el RU, la respuesta más extensa e informativa la proporcionó Andy Davey, que trabaja como “editorial cartoonist sustituto” en The Times, The Guardian, The Sunday Telegraph y The Independent. A continuación se reproducen los principales párrafos de dicha respuesta (recibida por correo electrónico el día 27 de agosto de 2008).

“General.
En la actualidad hay muchos viñetistas editoriales muy buenos –y algunos excelentes– trabajando (o no) en el Reino Unido (…). Tienen una tendencia particularmente fuerte hacia el enfoque satírico, y producen imágenes muy potentes. Pero al margen de ello (…) la vida no es fácil para los viñetistas de hoy en el Reino Unido. La cantidad que se paga por viñeta se ha ido reduciendo cada vez más (…).

La situación de los medios.
La tendencia es hacia los free-lancers, al igual que la tendencia de nuestra industria de los medios impresos es hacia la reducción de costes y de tamaños (…). Incluso los grandes nombres como Steve Bell (The Guardian) son freelance. (…) La mayoría de los editores consideran que los viñetistas no son importantes, o incluso que son una molestia. (…) Las viñetas son tenidas en muy poco por las comunidades de arte/periodismo/medios de comunicación en el Reino Unido. Sospecho que este desdén NO es compartido por lo general por los lectores británicos, pero estos lectores no tienen el poder para contratar a los viñetistas. (…)

Control editorial.
La mayoría de los editores no se meten con el contenido de las viñetas, que siguen recogiendo la “voz satírica” de los autores. En ese sentido, “editorial” es una palabra inapropiada. Las alternativas –“Comentario” u “Op Ed” (opinión y editorial)– son probablemente mejores. Los viñetistas deberían considerar las viñetas como “columnas” o espacios de opinión. En ocasiones hay algunas interferencias o censura por parte del propietario o el editor, pero son casos raros. Supongo que hay una buena cantidad de autocensura por parte de los (con más frecuencia que las) viñetistas que saben lo que les puede suceder.

Viñetistas en plantilla y freelancers.
Los viñetistas editoriales se encuentran entre los “géneros” mejor pagados, pero son muy pocos. El número de cabeceras nacionales diarias es reducido (10), y de ellas la mitad son “tabloides” y la mayoría han dejado de publicar viñetas editoriales. Los únicos que mantienen viñetas editoriales regulares son los periódicos de calidad –The Daily Telegraph, The Guardian, The Times, The Independent – y dos trabloides – The Express y el Daily Mail. The Sun y The Mirror también incluyen a veces viñetas comentario, pero son raras. De todos ellos, creo que solo The Times, The Telegraph y el Daily Mail tienen viñetistas en plantilla.

Los viñetistas que puedo citar sin esforzarme demasiado son los siguientes (los que llevan un asterisco creo que están en plantilla, el resto son freelance):
The Times: Peter Brookes*, Morten MorlandThe Sunday Times: Gerald Scarfe*The Daily Telegraph: Nicholas Garland*, Christian AdamsThe Sunday Telegraph: Christian AdamsThe Guardian: Steve Bell, Martin Rowson, FarrThe Observer (Sunday): Chris RiddellThe Independent: Dave Brown, Peter Schrank, Tom LubbockThe Express: Paul Thomas*The Daily Mail: Stan MacMurtry* (“Mac”)

Sindicatos.
(…) No tenemos viñetas editoriales sindicadas que puedan ser usadas por los periódicos nacionales (aunque muchos periódicos incluyen series de tiras y viñetas sindicadas americanas, australianas, británicas y de la Europa continental; por ejemplo, “The far Side”, de Larson, etc.). En este sentido, es totalmente diferente a los Estados Unidos.

La prensa regional.
A diferencia de los Estados Unidos, el mercado de periódicos locales es aquí muy débil a nivel financiero. Hay algunos diarios bastante conocidos (The Yorkshire Post, The Western Mail), y creo que algunos incluyen viñetas editoriales, aunque las pagan muy mal. Los periódicos locales están básicamente “sin blanca”, con un periodismo tan pobre que prácticamente se reduce a la reimpresión de notas de prensa. Buena parte de la prensa regional y local está siendo desplazada por las “hojas gratuitas” –periódicos gratuitos que se reparten (Metro, etc.). Estos están diseñados para ser leídos en un viaje corto de tren o autobús, así que no tienen análisis en profundidad y no incluyen viñetas editoriales, aunque sí viñetas de carácter social. No estoy seguro de cuánto les pagan a estos viñetistas, pero me temo lo peor”.

El viñetista Martin Rowson (2001), que publica en The Guardian, también se queja del escaso respeto hacia las viñetas en el artículo que lleva el elocuente título de “We are the true outsiders of journalism”. Así, afirma:
“Las viñetas son un aspecto reconocido y de larga tradición en la topografía del diseño de la prensa, pero esto no implica que los editores realmente comprendan lo que es una viñeta, cómo funciona o por qué (…). [hay] una incapacidad sistemática por parte de los periódicos para apreciar que las viñetas son periodismo serio. Esto se debe en parte a su extraño apoyo en la comunicación no verbal y en el humor. (…) A pesar de una tradición tricentenaria en el uso de dibujos jocosos para transmitir opiniones totalmente serias acerca de la moral, la política y la sociedad, las viñetas –y por supuesto los viñetistas– no son tomados muy en serio. Además, con frecuencia se les contempla como medio apartados del periodismo de verdad. (…) De alguna manera, los viñetistas son como quimeras periodísticas: la forma en que piensan, lo que expresan y su efecto sobre los lectores los convierte más en columnistas que en ilustradores, y personalmente yo me veo a mí mismo más como un periodista visual que como un “artista” de ningún tipo. (…) Hay una diferencia cualitativa obvia entre la deferencia que se muestra hacia los gurús del columnismo y hacia los viñetistas que publican en lo alto de esas columnas. (…) Los viñetistas son outsiders, y su posición semi apartada dentro de la jerarquía de los periódicos va asociada a su separación de las pequeñas miserias que dictan mucho de lo que sucede dentro de esos periódicos, o al menos así debería ser. (…). Los viñetistas suelen hablar con una voz disidente. Es bien conocido que Vicky y Low formalizaron su disidencia en sus contratos con Beaverbrook en el Evening Standard, en los que se les reconocía libertad casi plena para defender puntos totalmente opuestos no solo a la línea editorial del periódico, sino a la opinión de los lectores. (…) Pero la oposición es intrínseca al arte del viñetista: una viñeta positiva siempre parece –y con frecuencia es– simple propaganda. (…) En The Guardian, Steve Bell y yo disfrutamos de una libertad editorial casi completa, aunque el editor de opinión tiende a irritarse cuando la cuota de palabrotas es muy alta, y la palabra “joder” está estrictamente prohibida (Bell me dijo hace poco que recibió una carta de David Leigh acerca de este tema, que concluía con PS: “Lo mismo vale para coño”).”

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